¿Puede una enfermedad mental impedirte ejercer cualquier tipo de trabajo? La respuesta, según el Tribunal Superior de Justicia de La Rioja, es sí. Así lo ha establecido en su Sentencia n.º 41/2025, donde reconoce el derecho de una mujer afectada por un grave trastorno psicológico de larga evolución a percibir una incapacidad permanente absoluta.
El fallo, que desestima el recurso del INSS, confirma que no se trata solo de si puedes acudir a un trabajo, sino de si puedes mantenerlo con la estabilidad emocional y el rendimiento exigido en cualquier entorno profesional.
¿Qué es la incapacidad permanente absoluta?
La incapacidad permanente absoluta es aquella situación legal que impide al trabajador ejercer cualquier ocupación remunerada, al margen de su sector o nivel de responsabilidad. En los últimos años, este tipo de incapacidad se ha ido reconociendo también por trastornos mentales severos.
En el caso que nos ocupa, se trata de una mujer de 44 años cuya vida laboral y personal ha estado marcada por un diagnóstico que muchos aún subestiman: el trastorno de inestabilidad emocional de la personalidad.
Durante años, la trabajadora se desenvolvió entre el aula y la redacción. Sin embargo, su historial clínico (seguido desde la adolescencia) mostraba una realidad muy distinta: hospitalizaciones psiquiátricas, tratamientos prolongados y una lucha constante con su salud mental.
Esta situación se agravó tras un cúmulo de factores personales y familiares. Cuando decidió pedir ayuda institucional y solicitó la incapacidad laboral, se topó con un primer “no” del INSS. Lejos de rendirse, emprendió el camino judicial.
Resolución inicial del INSS y reclamación judicial
El INSS inició el expediente y, tras valorar la documentación aportada, denegó la solicitud de incapacidad permanente en mayo de 2023, al considerar que sus dolencias no eran “susceptibles de determinación objetiva”. La afectada interpuso reclamación previa, y en agosto de 2023 el INSS revisó su decisión, reconociendo finalmente una incapacidad permanente total para su profesión habitual.
Sin embargo, dada la gravedad de su trastorno, la cronicidad de los síntomas y la imposibilidad de mantener un rendimiento mínimo en ningún empleo, su equipo legal planteó una demanda ante el Juzgado de lo Social nº 2 de Logroño para reclamar el grado de incapacidad permanente absoluta.
En sentencia de 18 de noviembre de 2024, el Juzgado estimó la demanda y declaró la incapacidad permanente absoluta. El INSS interpuso recurso de suplicación, que el TSJ resolvió confirmando el pronunciamiento anterior.
Fundamentos para el reconocimiento de la incapacidad permanente absoluta
La Sala se apoya en el artículo 194 de la LGSS, pero va más allá de lo que dice la norma en frío, aplicando la jurisprudencia ya consolidada, que interpreta la incapacidad absoluta como la imposibilidad de rendir con regularidad, eficacia y compromiso en cualquier puesto, por liviano que sea. El tribunal hace hincapié en:
- La necesidad de un tratamiento terapéutico continúo.
- La cronificación del cuadro clínico, sin mejora apreciable.
- La afectación severa de funciones cognitivas y emocionales.
La conclusión es que la docente no puede desempeñar ninguna actividad profesional con un mínimo de exigencia, porque carece de la estabilidad emocional imprescindible para ello.
¿Qué consecuencias tiene esta sentencia para la afectada y para otros casos similares?
El fallo reconoce a la trabajadora una pensión con una base reguladora de 2.023,10 euros mensuales, y fija su situación como revisable en agosto de 2025. No obstante, esta resolución aún puede ser objeto de recurso de casación ante el Tribunal Supremo, lo que podría abrir la puerta a un pronunciamiento de mayor alcance sobre incapacidad por trastornos mentales.
¿Qué pruebas médicas son imprescindibles para acreditar una incapacidad por trastorno mental?
Para que el INSS reconozca una incapacidad permanente por un trastorno mental, es fundamental aportar un arsenal de pruebas médicas claras y contundentes. Entre las más relevantes se encuentran:
- Informes psiquiátricos actualizados: deben describir con detalle la historia clínica, el diagnóstico preciso, la evolución de los síntomas y el tratamiento seguido.
- Informes psicológicos objetivos: pruebas psicométricas que avalen el deterioro cognitivo o la alteración emocional. Estos informes demuestran que las limitaciones no son meramente subjetivas, sino que están respaldadas por test normalizados.
- Historial de tratamiento y pruebas complementarias: consultas psiquiátricas, psicoterapéuticas y, en su caso, hospitalizaciones psiquiátricas.
- Informes de profesionales de apoyo: cartas de los psicólogos clínicos o terapeutas ocupacionales que acrediten la limitación en actividades de la vida diaria, el acompañamiento o cuidados especiales que requiera el paciente.
- Parte de baja y seguimiento laboral: cuando el solicitante estaba en activo, el parte de baja médica y los sucesivos partes de confirmación demuestran la continuidad y gravedad de la sintomatología.
Sin estas pruebas, el INSS puede valorar insuficiente la documentación y rechazar tu solicitud. Por ello, conviene recabar todos los informes actualizados (con fecha reciente, a ser posible de los últimos 6 meses) y que estén firmados y sellados por los especialistas.
¿Qué papel juega el abogado en el éxito del reconocimiento de la incapacidad?
Contar con un abogado especializado en incapacidad permanente puede marcar la diferencia entre un expediente desestimado en primera instancia y una declaración de incapacidad definitiva. Entre sus aportaciones más valiosas podemos destacar estas cinco:
- Selección y revisión de pruebas: te guiará para recopilar los informes médicos imprescindibles y te orientará sobre qué documentos obtener para respaldar tu patología, detectando deficiencias en los informes.
- Elaboración de un relato jurídico y fáctico convincente: no basta con presentar papeles, pues conviene redactar un escrito de solicitud que articule tu narrativa: “llevo 5 años sin poder mantener un horario, he intentado terapias intensivas y no he conseguido estabilizarme, cada vez mis relaciones familiares se deterioran más…”. Esa historia, junto a los informes, puede contribuir a la hora de exponer al tribunal médico que tu caso no se trata de un “bache pasajero”.
- Gestión de plazos y recursos: control de la documentación, los plazos de presentación y, en su caso presentación de recursos.
- Asesoramiento en la fase de revisión o modificación: si una pensión se revisa al alza (de total a absoluta) o a la baja (por mejoría), como experto, te ayudará a preparar la solicitud de revisión o presentar alegaciones ante la propuesta.
- Apoyo emocional y acompañamiento personalizado: un proceso de incapacidad por trastorno mental puede generar inseguridad y ansiedad. El abogado actúa como interlocutor, resolviendo tus dudas e informándote en cada paso.
Recuerda, un abogado laboralista no solo redacta escritos: diseña la estrategia completa, coordina a los peritos, explica cada paso y maximiza la probabilidad de éxito, mejorando tus opciones de conseguir la incapacidad.
La salud mental y su creciente reconocimiento en el ámbito de la incapacidad laboral
Este caso deja patente una creciente tendencia: el reconocimiento jurídico del impacto de los trastornos mentales en la capacidad para trabajar. Durante mucho tiempo, estas dolencias quedaron en segundo plano en las valoraciones del INSS, pero hoy, sentencias como esta muestran que la salud mental también incapacita, y que merece el mismo nivel de protección y consideración que cualquier otra enfermedad crónica o invalidante.
La importancia de una correcta defensa jurídica en casos de incapacidad
Obtener el reconocimiento de una incapacidad permanente absoluta no es sencillo, sobre todo cuando se trata de trastornos psicológicos. Se requiere no solo acreditar los síntomas, sino demostrar su impacto real en la vida diaria y en la funcionalidad laboral.
Este es un ejemplo de cómo el trabajo conjunto entre profesionales de la salud y un equipo legal especializado en incapacidades laborales puede marcar la diferencia.
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